viernes, 27 de septiembre de 2013

Lo prometido es deuda

Como os dije, chicos y chicas, en este caso de 3ºG os hago llegar, por un lado un artículo de un amigo español sobre Albania, se trata de Moíses Sánchez, para la compañera Pamela; y por otro lado la Elegía  que Miguel Hernández escribe por la muerte de su amigo Ramón Sijé, de la que hemos hablado hoy con motivo de los subgéneros literarios, en este caso de la lírica, y que os ha golpeado a algunos. También os dejo el tema que el cantautor Joan Manuel Serrat hizo adaptando el poema a su composición musical y a su reconocidísimo estilo.

Pinchad en la fotografía















______________________________________________________________________________
ELEGÍA 

                                        (En Orihuela, su pueblo y el mío, se
                                         me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
                                         con quien tanto quería).


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

10 de enero de 1936



No hay comentarios:

Publicar un comentario